En
el inquieto silencio de mis horas
duermen
tu sonrisa y tu mirada…
No
sé si tal vez algún día
podrás
amarme como yo te amo…
quizá
más tarde tus ángeles cansados
te
permitan saltar ese muro de distancia
entre
tu ser y mi ser y entonces, puedas
sentir
lo que yo siento:
reír
con mi alegría, entender el dolor
lacerante
de tu ausencia
que
me estruja como un puño de acero
este
insensato corazón, sensitivo y ciego
que
aún cree en el amor
y
lo persigue por laberintos de tristeza
y
de dolor sin nombre…
Hay
un leve susurro de pétalos dormidos
que
agita los duendes de tu mirada quieta.
cuando
acaso me miras, como buscando algo;
ellos
juegan por instantes luminosos
en
tu boca, se asoman a tu risa,
me
iluminan el alma fugazmente.
Entonces…mi
mariposa errante,
ese
tonto corazón que no comprende
de
distancias, se desvela y sufre
con
un dolor antiguo,
perdiéndose
en el fragante silencio
de
tu mirada buena.
Este
absurdo corazón enamorado,
ansioso
de presencias y caricias,
me
ha contado su secreto final:
él
me ha dicho que si extiendo mis manos,
como
palomas quedas,
en
el breve silencio de las sombras,
desde
el recóndito cielo de mi ser,
ellas
acariciarán tu alma…
Cada
noche siento cómo tu voz
derrama
arpegios de dulzura
sobre
mi ser y mi sustancia…
Y
este corazón rebelde y asombrado
de
amor y de distancias,
esa
mariposa inquieta que ama
tu
risa, tu dolor y tus silencios,
desea respirar tu mismo aire,
ama compartir tu misma sombra…
Entonces,
cuando el cielo
desvelado
cobija el fulgor de tu mirada
profunda
y misteriosa,
de
fragantes caricias y perdidos cielos,
cuando
las dulces estrellas
caminan
en su marcha al infinito,
por
breves instantes, como pétalos de luz,
la
noche me regala una brisa tenue,
una
ráfaga de miel…es tu mirada,
el
perfume de tu voz, tu breve aliento
que
apenas dice algo, pero que agita
mis
aguas, desparramando estrellas
en
mi sangre, anhelante de amor
y
de presencias…
Y
entonces me duermo con tu voz
y
con tu aliento, sobrevolando mi cielo
silenciosamente…me
duermo y sueño
que
te tengo y que me tienes…
¿Ha
de ser sólo un sueño?
¿Quién
podría contestarme la pregunta?
Eso
no lo sé…pero sí hay algo que he sabido ya:
cuando
me llegue el tiempo
de
recoger los frutos de maduras primaveras…
cuando
el dulce otoño me regale
mi aliento final, dorado de ensueño y lejanía…
entonces…sé
que mi último aliento
llevará
tu nombre…!
8 de Agosto de 2014
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